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INSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSES

Iglesia de Santiago Apóstol

Esta parroquia tuvo su primera iglesia, levantada en la segunda década del siglo XVI, en el solar que hoy ocupa el convento de Santa Clara. Pero, como ese primer edificio no respondía a la grandiosidad de un templo con la significativa advocación de Santiago, el obispo Villalán decidió, hacia 1550, la construcción del edificio actual. Se le asigno también un nuevo emplazamiento, más estratégico, en la llamada calle de las Lencerías, o de las Tiendas, que era el extremo oriental de una de las arterias principales de la ciudad con salida por la formidable puerta de Purchena, aprovechando para ello la ermita de Santa Lucía que estaba situada en las inmediaciones.

Tradicionalmente se ha atribuido al arquitecto y escultor Juan de Orea, pero por los datos documentales que se conocen, este artífice vino de Granada en 1552, donde trabajaba en el palacio de Carlos V en la Alhambra, para encargarse de la edificación de la torre de la iglesia de Santiago, a lo que se añadió después la labra de sus portadas. Cabe pensar, por tanto, que la construcción estaba ya adelantada a la llegada de Orea, y que lo ya ejecutado se debe a alguno de los miembros del taller de cantería de la catedral, como queda de manifiesto en el lenguaje artístico del interior del templo. Los trabajos de construcción concluyeron en 1559, muerto ya, por tanto, el obispo promotor de la obra.

El edificio combina elementos góticos, renacentistas y mudéjares, levantando sus partes nobles a base de sillería, y con aparejo mixto de rafas y cintas de ladrillo y cajones de mampostería las menos visibles. Constituye una estructura mudéjar con un sola nave, articulada mediante contrafuertes interiores, ornados con medias columnas corintias, que apean arcos diafragma, sobre cuyo trasdós descansa una armadura de madera a doble vertiente.

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Presenta coro alto a los pies de la nave sobre un alfarje que se apoya sobre un arco rebajado, y el presbiterio, que inicialmente dispuso de una armadura de limas, tras el incendio de 1936, ha sido sustituida por una bóveda de crucería. Este espacio está presidido por un retablo barroco que, al igual que el del baptisterio (primer ámbito del lado de la epístola), son piezas procedentes de la iglesia de Villaciervos (Soria), adquiridos en 1975. Destaca la capilla de Santa Lucía, situada en el costado de la epístola, cuyo espacio se cubre con una bóveda nervada. Presenta una interesante portada renacentista que luce en las enjutas del arco sendos escudos del obispo promotor de la obra y en el ático un medallón con la figura de la Santa mártir titular de la capilla.

En el exterior, además de su hermosa portada lateral, cabe señalar la singular torre pórtico levantada a los pies del templo, de acuerdo con los precedentes de la iglesia de Santa María del Campo (Burgos), de Diego de Siloe. Su volumen, formado por cuatro cuerpos separados por cornisas, queda unido al buque de la iglesia mediante aletones que se adornan con tiras de cuero enrolladas a modo de volutas, motivo muy del gusto de su autor, Juan de Orea.

El edificio, afectado por el proceso de desamortización, en 1837 pasó a poder del Estado, siendo trasladada la parroquia  a la iglesia conventual de Santa Clara. Tras haberse desestimado la petición efectuada en 1833 por el Ayuntamiento de la ciudad para su derribo, fue destinado a cuartel y almacén. Devuelto a la Iglesia en 1889, el templo fue incendiado en 1936, circunstancia en la que perdió todo el contenido mobiliar y la carpintería mudéjar, debiendo ser restaurado en 1940 y, de nuevo, en 1990.

La Portada

Se sitúa en el costado norte y es obra de Juan de Orea, labrada entre 1552 y 1556, fecha de la muerte del obispo promotor Fernández de Villalán cuyas armas presiden el conjunto. El cuerpo inferior presenta un vano adintelado flanqueado por parejas de medias columnas jónicas sobre pedestales, cuyos intercolumnios alojan los emblemas de la Orden del Santiago, y el escudo del prelado en el centro del dintel. Ocupa el centro del nivel superior un altorrelieve con la representación de Santiago Matamoros, tema iconográfico alusivo  a la leyenda de la batalla de Clavijo, ganada a los musulmanes por el rey de Asturias Ramiro I, en el año 845, gracias a la intervención del Santo, cuyo rostro recuerda la fisonomía del emperador Carlos V. A ambos lados se dispone sobre guirnaldas de frutos una pareja de efebos alados portadores de cartelas con las leyendas ALANUS – la de la izquierda, y QUARTUS –la de la derecha-, alusivas a la figura del obispo, y sendas jarras globulares en los extremos.

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INSTITUTO DE ESTUDIOS ALMERIENSES. (2008). Guías de Almería. Territorio, Cultura y Arte: La ciudad de Almería (pp. 138-139). Almería.